Sergio Rodríguez destaca en la nocturna de Las Ventas

Crónica 


PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

La Plaza de toros de Las Ventas acogía la segunda de sus novilladas nocturnas. En ella se acartelaban los espadas Mario Alcalde, Sergio Rodríguez y El Melli, que se midieron a los de Lora Sangrán y Rocío de la Cámara (1° y 3). El encierro fue noblón, pero con exigencias en altura y distancias, dejándose llevar en el uno a uno, donde se encontró el lucimiento. Mario Alcalde le puso ganas, pero le costó encontrar el acople con los de su lote. Con el primero encontró la materia en el uno a uno por el izquierdo. Con el segundo tocó y deslizó, pero sin que la faena tomara vuelo. Sergio Rodríguez desarrolló faenas de menos a más, con gusto y clase, con el toreo de trazo largo y asentado. La espada deslució su labor con el primero, algo que no ocurrió con el segundo de su lote, con el que le pidieron la oreja con fuerza, pero que el presidente no otorgó. El Melli no encontró el acople con el tercero. El sexto se lo puso difícil, pero sacó valor y el público se entregó.

Mario Alcalde recibió al primero de la tarde, un novillo al que bregó y con el que dejó alguna pincelada de paso, sin demasiado lucimiento. Se alcanzó el último tercio y tras el correspondiente brindis, lo recibió en la franela genuflexo, pasándolo por ambos pitones al tiempo que le iba ganando terreno. El animal se abría a su paso, punteando la tela sin permitir que terminará de limpiar el muletazo. Le dio tiempo y sitio después de cada tanda, dándole tiempo para que recuperase. Tras aquel parón el animal atendía al cite con cierta parsimonia, le costaba arrancarse, pasando sin entrega. Cambió al natural, parando después de cada pase, sin poder darle continuidad a la faena, quitándole la franela del morrillo, para después volver a mostrárselo en las distancias cortas. Algo de movimiento le dio a los últimos compases, arrancando los aplausos a los tendidos. Le cogió el punto, con desmayo y anclado al firme, pasándose el pitón izquierdo. Falló con los aceros.

Sergio Rodríguez salió al ruedo para salir y saludar al segundo de la tarde y primero de su lote, estirándose con él, envolviéndolo en el percal. Inició la faena con un ligero y breve tanteo con el que lo fue sacando y cambiando los terrenos. Siguió por el pitón derecho, muy asentado, arrastrándole la mano, barriendo el albero, tirando de las embestidas con suavidad. Encontró el ritmo y el compás de tres en tres, pero sin poder asfixiar las embestidas, ya que si se le acortaban en exceso las distancias protestaba, no le gustaba sentirse podido. El animal le miraba, estaba con él, pero en el toreo al natural, a base de cruzarse, logró echárselo a la espalda, envolviéndolo a su alrededor, eso sí, de uno en uno, sin descomponer y limpiando el trazo. Retomó el pitón derecho, pasándolo con cadencia y despaciosidad, mostrándole la verdad al astado. Sin embargo, tras aquel entremés recobró su inspiración al natural. Había que estar muy en el sitio para que el animal tomara los vuelos, pero acometía por abajo, con fijeza, obediencia y nobleza. Deslució con los aceros.

El Melli ejecutó un saludo comedido y medido con el que dejó destellos y buenas maneras ante el tercero. Sería en el tercio de varas, cuando Eloy Hilario se quedará a merced del astado. Afortunadamente, todo quedó en un percance sin consecuencias. Brindó en los medios e inició el trasteo en el tercio, con un novillo que punteaba la tela y al que no le gustaba que le doblegaran. Le bajó la mano y el ritmo, llevándolo uno a uno, dándole salida a un astado al que no le encontraba las distancias. Le retiraba la muleta a su salida, evitando que se le viniera sin que hubiera cuadrado el cite antes. La faena no encontró el acople ni los vuelos. Abrevió y mató con acierto y aseo.

Marcaba el ecuador del festejo un novillo de nombre  "Hojarasco" que no le permitió el lucimiento a Mario Alcalde, que lo bregó hasta rematarlo sin salir del tercio. En la faena de muleta se lo sacó a los medios y allí, a la segunda tanda logró captar la atención de los tendidos. Dejó un trazo largo, asentándose con el animal a su paso, en tandas cortas pero bien llevadas. En el toreo al natural tocó y deslizó con suavidad, pasándolo al ritmo que el animal marcaba. Se lo volvió a llevar al tercio, marcando una referencia, sin terminar de bajarle la mano, pasando una embestida cansina y sosa que acometía sin romper. Alcalde se puso, pero cada vez se le quedaba más encima el de Lora Sangrán, que incluso le llegaba a sorprender, sin alcanzar el entendimiento mutuo. Las distancias y los tiempos cada vez se hacían más notable en el último tercio. Culminó por manoletinas y una estocada efectiva.

Sergio Rodríguez quiso meter en la seda al quinto de la tarde, pero el astado salió suelto. Sería ya fuera del tercio cuando lograrse meterlo, pero sin encelarlo. Sergio lo saludó en la tela con trasteo genuflexo en el que lo exigió por abajo, para después levantarse y seguir pasándolo por ambos pitones. Lo sacó del tercio para iniciar la primera tanda por el pitón derecho. Tocó y llevó, pero volvería a cambiar los terrenos, pasándolo de una lado a otro. Quiso estirarse con el, llevándolo hasta el final, muy despacio, al ritmo que le iba robando las embestidas. Al natural, le adelantó el pico de la franela, echándoselo a la cara, tirando así del animal para adentrarlo en la tela. No tardaría en recuperar la mano derecha, para volver a cruzarse y pasarlo uno a uno, después de reestructurar cada pase. Al astado le costaba pero acababa pasando. En los últimos compases, cada cite se le hacía más cuesta arriba al novillo. Mató de una única estocada.

El Melli y "Temprano" cerraban la tarde en la segunda de las nocturnas. El espada dejó un saludo capotero llevado con el que no se pudo lucir pero sí que pudo bregar al sexto. Se alargó en exceso el tercio de varas, obligando a entrar a un animal que se resistía. Se alcanzó la faena tras el traspiés de Eloy Hilario en banderillas, que a punto estuvo de prenderlo. El Melli lo esperó más allá del tercio, citándolo en la larga distancia, sin probaturas con un novillo que se le metía por dentro y algo incierto. Tras el inicio y la tanda por el pitón derecho, empezó a llevarlo al natural, pero le sorprendía, así volvió a buscarlo con la mano derecha, uno a uno, abriendo y dándole salida, con una continuidad intermitente y que no terminaría de romper. El novillo era complicado, áspero se frenaba sin completar el pase, estaba a todo y a nada, pero no le faltó valor en los desplantes de rodillas a El Melli. Había tenido repercusión en los tendidos la faena del espada que mató con acierto.

Madrid. Novillos de Sangrán y dos de Rocío de la Cámara para Mario Alcalde, silencio y ovación; Sergio Rodríguez, silencio tras aviso y ovación; El Melli, silencio y silencio.

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