Isaac Fonseca se alza con la Copa Chenel

Crónica 


PATRICIA PRUDENCIO MUÑOZ 

Colmenar Viejo albergó la final de la tercera edición de la Copa Chenel. Una tarde en la que Juan del Álamo e Isaac Fonseca se medirían a los de Montealto, Zacarías Moreno y Palha. Sin embargo, de aquel cartel anunciador todo se redujo a una encerrona para el mexicano con dos sobreros, uno de Ángel Luis Peña y otro de Manuel Sanz de la Morena. Después de que Juan del Álamo sufriera una herido por asta de toro en el primer sobrero, Fonseca tiró hacia adelante de la tarde, midiéndose a los seis toros de la final. El encierro no dejó opciones, fue áspero, poco manejable y de muchas teclas. Sería el sobrero de Ángel Luis Peña el que definiera la tarde, una auténtica alimaña. El resto, los hubo incluso mansos. El mejor de toda la tarde fue el sexto, un toro de nombre "Cochilito" de Palha. Fonseca, por su parte, mostró disposición y un valor seco de querer morder en la tarde. Sin embargo, seis toros, son muchos toros y estos tampoco se lo pusieron anda fácil. Finalmente, cortó tres orejas y se alzó con el trofeo de la tercera edición de la Copa Chenel.

Juan del Álamo saludaba al primero de la tarde, un toro de nombre "Bombero" que quedó mermado, tocado de los cuartos traseros. El público pidió el cambio y el presidente lo otorgó después de su entrada al caballo. En su lugar salió el primer sobrero, un astado de Ángel Luis Peña al que Juan del Álamo llevó en su capote bajo los terrenos de sombra, estirándose con el. Pasó el tercio de varas y el diestro se dispuso a hacer el quite, pero se le vino recto y lo prendió feamente. Le echó mano y tuvo que ser trasladado a la enfermería herido por asta de toro. Reinó la incertidumbre en el ruedo, pero el mexicano echó hacia adelante. Brindó a la puerta de la enfermería y siguió genuflexo con un tanteo por abajo, pasándolo por ambos pitones. Lo movió y lo sacó del tercio, pero el de Ángel Luis Peña era una auténtica alimaña, iba directo al pecho. Trató de abrirlo y darlo salida, pero en sus salidas soltaba unos tornillazos por arriba poco manejables. Era intoreable. Después de llevarse un fuerte golpe en la cara, cambió la ayuda por la espada y metió la mano con aseo.

"Brasileño" de Zacarías Moreno continuaba la tarde, al que Isaac Fonseca saludó de rodillas y después le fue ganando terreno, estirándose hasta los medios, donde lo remató. Tras las ovaciones a Tito y Cachorro en tercio de banderillas, llegó la faena de muleta, la cual inició atalonado en la arena, por estatuarios, alternando pases por la espalda y metiéndose a los aficionados en el bolsillo. Le tomó por el pitón derecho, pero sin terminar de templar una embestida que se presentaba irregular y a base de arreones. Se abría y hacía un ligero amago de colocar la cara, pero terminaba solotándola. Afeaba sus salidas, impidiendo que se limpiará el muletazo,  ya que cada vez entraba más recto. Al natural, lo fue marcando con la ayuda, pero aún así se le metía por dentro, colándose en casi todos los pases. Lo mató con acierto.

Sería el mexicano quien recibiera a "Cubanito", un toro que se dejó con el capote y que lo frenó genuflexo, para después seguirle. El diestro lo recibió en la franela de rodillas prácticamente en los medios, sin probaturas previas. Siguió sobre el pitón derecho, tocando y llevando, aunque sin permitirse un margen de error, ya que el de Zacarías Moreno sabía lo que debajo atrás y salía buscando. Cambió de mano y al natural encontró mayor acople, abriendo la embestida y dándole más cuerpo a las tandas, llegando a los tendidos y pudiendo torearlo al compás de los "olé". Poco le duró el acople, aunque seguía los engaños sin licencias. El espada le bajó la mano, encajándose con el momentáneamente. Volvió a la mano derecha, pero no alcanzó la pulcritud en la tela, siendo una faena atropellada, en la que hubo que reestructurar en cada pase. Sin embargo, aún sabiendo lo que se vencía quiso cerrar por bernadinas, siendo también golpeado por el animal. Se recompuso y culminó con su cierre hasta llegar a la suerte suprema, en la que pinchó.

Fonseca saludó al cuarto de la tarde pegado a tablas, por lo que no tardó en sacarlo en un saludo bregado que también pudo rematar fuera del tercio. Tras demostrar sus carencias y las protestas del público, el presidente sacó el pañuelo verde. En su lugar salió el segundo sobrero, un toro de nombre "Becadito" de la ganadería de Manuel Sanz de la Morena. El espada lo brego, guiando y metiendo la embestida en el percal. El mexicano cedió el quite al sobresaliente Álvaro de la Calle, que se lució desde los medios por chicuelinas. En el último tercio, Fonseca se volvió a meter en tablas para tirar del astado y sacarlo a los medios. El animal se había parado, era incierto, muy reservón y le costaba atender al cite del espada. Fonseca paró, lo tomó por el pitón derecho, le dejó la ayuda y lo fue llevando sin que el animal terminara de pasar. Recibió asperezas y embestidas defensivas, no quería entregarse, miraba las tablas, cantando su condición. Retomó el pitón derecho, uno a uno, sin transmisión, algo que llegaría al bajarle la mano y obligarlo por abajo con la muleta en el morrillo, sometiéndolo. Así, la música empezó a sonar, pero el toro terminó por definirse metiéndose en tablas. El diestro fue tras el y allí, dándole todas las ventajas siguió pasándolo, en sus terrenos. Trató de matarlo en las tablas, pero la suerte suprema cada vez se le complicaba cada vez más.

El quinto fue un toro que no permitió el lucimiento en el capote. Fonseca lo bregó, andándolo para sacarlo de las tablas, donde le apretó. Tuvo su proceso de adaptación a las embestidas, buscando un acople que parecía querer llegar. Sin embargo, era un toro que embestía en dos ritmos y al que Fonseca fue pasando muletazo a muletazo. Al natural, marcando el recorrido fue ligando con intermitencia pero sin continuidad. Trató de alargar las embestidas, buscando también recursos en su concepto, adornando una faena insípida de muletazos incompletos. Apuró las distancias y se metió entre pitones con algún que otro pase cambiado por la espalda.  Toreando muy encima en un derroche de valor seco y de poder a poder. Se tiró a matar con todo.

Salía el sexto de la tarde, un toro de nombre "Cochilito" de Palha, al que Isaac Fonseca trazó un saludo templado y comedido con el que se pudo estirar de menos a más. El mexicano se fue a los medios para iniciar la faena. En aquellos terrenos lo citó y el animal se arrancó hacia él, eso sí, después de un rato largo, ya que estaba encelado en el burladero. Dejó un recital de pases cambiados por la espalda, que a punto estuvieron de pasarle factura, le pasó muy ceñido. Después, continuó sobre el pitón derecho, echándole la muleta al morrillo, adelantándole el cite para encauzar una embestida que respondía con calidad y entrega.  El diestro dosificó las tandas, esperando mayor durabilidad, pero una vez metido, se la dejó puesta y tiró del astado, ligando los pases, dejando una de las faenas de la tarde. Cambió la muleta de mano y empezó el toreo al natural, con un toreo lento y cadencioso en el que tampoco abusó. Ambos encontraron un compás en el que encontrarse y lucirse. Dejó tiempo y sitio entre tandas, para después exprimir la movilidad, repetición y pulcritud del de Palha.  

Colmenar Viejo. Toros de Zacarías Moreno, Palha, Montealto y Palha para Juan del Álamo Isaac Fonseca, palmas, oreja, silencio tras aviso, palmas, oreja y oreja.

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